Antes del mar, de la tierra y del cielo que lo cubre todo, la naturaleza ofrecía un solo aspecto en el orbe entero, al que llamaron Caos: una masa tosca y desordenada, que no era más que un peso inerte y gérmenes discordantes, amontonados juntos, de cosas no bien unidas. Ningún Titán ofrecía todavía luz al mundo, ni Febe renovaba creciendo sus nuevos cuernos, ni la tierra se encontraba suspendida en el aire que la rodeaba, equilibrada por su propio peso, ni Anfitrite había extendido sus brazos por los largos límites de las tierras. Y auqnue había allí tierra, mar y aire, inestable era la tierra, innavegable era el mar y sin luz estaba el aire: nada conservaba su forma, cada uno se oponía a los otros, porque en un solo cuerpo lo frío luchaba con lo caliente, lo húmedo con lo seco, lo blandocon lo duro y lo pesado con lo ligero. Esta disputa un dios, o más bien la naturaleza, la dirimió, pues escindió las tierras del cielo, las aguas de las tierras y separó el límpido cielo del aire espeso. Y después que los desplegó y los sacó de la masa oscura, los unió en sitios separados con paz armoniosa. La fuerza ígnea y sin peso del cielo convexo brilló y se buscó un lugar en lo más alto de la bóveda; cercano a él por su ligereza y situación está el aire; más densa que ellos, la tierra arrastró consigo los elementos pesado y quedó apretada por su propia gravedad; y el agua que la rodea ocupó la parte final y abarcó el disco sólido.
Cuando el dios, quienquiera que fuera, hubo de ordenado así la masa, la dividió y, una vez dividida, la distribuyó en partes; primero a la tierra, para que no quedara desigual por todas partes, la enrolló bajo la figura de un enorme globo; después, ordenó que se dispersaran los mares, que se inflaran de rápidos vientos y rodearan las costas de la tierra circular. Añadió fuetes, inmensos estanques y lagos, y encauzó el raudal de los ríos entre riberas tortuosas: éstos son absorbidos en parte por la misma tierra en diferentes lugares, en parte llegan al mar y, recibidos en llanura de aguas más extensas, golpean los litorales en lugar de las riberas. Ordenó también que se dilataran los campos, se hundieran los valles, los bosques se cubrieran de hojas y se elevaran los montes pedregosos. Y como hay dos zonas que cortan el cielo por la derecha, otras dos por la izquierda y una quinta es más tórrida que éstas, así el celo de Dios dividió la masa inclusa en igual número y otras tantas zonas quedan marcadas sobre la tierra.
De ellas, la central no es habitable a causa del calor; espesa nieve cubre a otras dos; entre ambas situó otras tantas, y les dio un clima templado, de claro mezclado con frío. Por encima está el aire, tanto más pesado que el fuego cuanto más ligero que la tierra y que el agua. Ordenó que allí estuvieran las nieblas, allí las nubes y los truenos que perturaban la mente de los hombres y los vientos que producen relámpagos y rayos. El Hacedor del mundo no permitió a los vientos ocupar el aire a su gusto; todavía ahora cuesta impedirles que destrocen el mudno, aunque cada uno dirige sus soplos en regiones distintas: tan grande es la discordia entre los hermanos. El Euro se retiró a la Aurora, a los reinos nabateos, a Persia y a las cumbres que se extienden bajo los rayos matutinos; el véspero y las costas que se calientan con el solde poniente están cercanos al Céfiro. El frío Bóreas ocupó Escitia y los Siete Triones; la parte opuesta de la tierra se humedece con las asiduas nubes y la lluvia del Austro. Por encima de estos colocó al límpido éter, que carece de peso y no contiene nada de las heces de la tierra.
Apenas había marcado así todo dentro de límites fijos, cuando los astros, que había estado mucho tiempo oprimidos por ciega oscuridad, empezaron a hervir por todo el firmamento; y para que ninguna región estuviera sin sus seres vivos, los astros y las figuras de los dioses ocuparon el suelo celeste, las aguas tocaron a los brillantes peces para vivir allí, la tierra recibió a las fieras y a las aves el airemovible.
Un ser más sagrado que éstos y más capaz de una mente profunda faltaba todavía y que pudiera dominar sobre lo demás: nació el hombre, al que o lo creó de semen divino el Hacedor del mundo, origen de un mundo mejor, o la tierra reciente y separada hacía poco del elevado éter retenía el semen de su pariente el cielo, a la que el vástago de Yápeto mezclándola con agua de lluvia modeló en forma de figura de dioses que lo gobiernan todo. Y mientras los demás animales miran inclinados a la tierra, dio al hombre un rostro levantado y le ordenó que mirara al cielo y levantara el rostro alto hasta las estrellas. Así la tierra, que hacía poco había sido tosca y sin forma, cambió y se revistió de figuras humanas desconocidas
MITOS DEL UNIVERSO ROMANA
MITOLOGÍA ROMANA
Antes de que existiese el universo, según la mitología, los 3 elementos principales del universo –cielo, tierra y mar- estaban combinados en uno solo, lo que ellos definieron como "Caos".
Este equilibrio se habría roto cuando el cielo fue expulsado hacia las alturas y la tierra y el mar se casaron formando un solo mundo en medio del extenso universo. Este acto ocurrió de forma simbólica en la mitología, es decir, el dios del mar, Urano, tomo como esposa a Gea, la tierra y exilio al Cielo a las alturas, dándole la misión de proteger al mundo, el cual quedaba representado como una bóveda y el cielo eran los limites entre el universo o paraíso del Panteón, tierra de los dioses y el inframundo tierra de los demonios y cancerberos.
Urano y Gea tuvieron cuatro hijos: Saturno, Océano, Vesta y Anteo.
Saturno, considerado igual a Cronos en la mitología de Grecia, derroco a su padre y se corono como dios de dioses y de todo el panteón y la bóveda del mundo terrenal. Se caso con una titán (semidiosa, pero no de ascendencia humana), esta se llamaba Rea.
Los dos tuvieron tres hijos, a pesar de que Saturno no los deseaba, estos fueron Neptuno, Plutón y Júpiter. Los primeros dos fueron devorados por su padre, el cual temía que lo derrocaran –como hizo el con su padre Urano-, el hijo menor, Júpiter, fue salvado por su madre Rea, la cual lo escondió en una cueva de la isla de Creta. Rea, la cual recibe el mismo nombre entre la mitología de Grecia, ordeno a algunos de sus sacerdotes-guerreros que protegieran a su hijo y que ayudaran en la mentira ante Saturno, la cual decía que Júpiter murió en el parto y Rea cuando llevo el cadáver de Júpiter, era en verdad un gran saco de piedras, el cual devoro Saturno.
Júpiter logro vivir, ya que como dijimos antes fue ayudado por un sacerdote-guerrero de Rea, Curetes. Cuando Júpiter tuvo una edad apropiada se entero de todo y ayudado por una titán llamada Metis, es decir la titán de la sabiduría, inicio la guerra contra su padre, la cual duró diez años.
En un principio dio a beber a Saturno una pócima con la cual se vio obligado a vomitar a sus hijos Neptuno y Plutón. La guerra continua, por un lado Saturno y por el otro Júpiter, Neptuno, Plutón, Ceres, Metis, Vesta, Venus –diosa nacida de una concha marina- y Juno –una titán que se encontraba enamorada de Júpiter-. Luego de los diez años de la lucha, Saturno fue derrotado y desterrado al mundo terrenal, al Lacio, donde habría vivido y enseñado la agricultura a los hombres.
Ahora, Júpiter y los otros dioses del panteón obtuvieron el poder y se lo repartieron. Recordando siempre que Metis estuvo enamorada de Júpiter también, pero murió acecinada por este, cuando supo que se encontraba embarazada. Posteriormente Júpiter tomo como esposa a Juno y tuvieron como hijos a Marte y Vulcano. Si bien tuvieron 4 hijos, Júpiter siempre le fue infiel y tuvo muchos hijos con mortales, como Mercurio, Baco, Las Moiras y Las Gracias, entre otros. En la repartición del poder Júpiter quedo como el "dios de dioses", el rey de todos.
Siguiendo la tradición de la mitología, a continuación Júpiter pidió a Vulcano que creara con el fuego que se le había otorgado a los que él llamo "MORTALES", de este modo Roma explica el nacimiento de la humanidad. Según la leyenda, por orden de Júpiter, Vulcano creo una raza de hombres-mortales, los cuales descendieron a la parte media de la bóveda, la tierra. La raza de hombres era muy frágil y estaba hecha de oro puro. Gozaban mucho y no supieron nunca aprender la cultivación, de este modo la primer araza duro muy poco y se extinguió.
La segunda raza de hombres mortales fue la hecha de plata, esta también se extinguió, ya que a pesar de que aprendieron a cultivar gracias a Saturno, no pudieron reproducirse y sucumbieron ante el frío de la furia de Juno, la cual siempre estaba celosa de los amoríos de su esposo Júpiter.
La tercera raza sobrevivió por dos razones fuertes: Prometeo y Pandora. El primero engaño a Júpiter y dio a los hombres mortales el conocimiento del fuego, esto acompañado por la agricultura enseñada por Saturno, logro hacer que la raza de hombres hechos con cobre y fierro sobreviviera, de este modo surgió la primera civilización. Pero cuando los dioses del panteón supieron lo que había hecho Prometeo, Júpiter lo mando a encarcelar y dio a los hombres mortales lo que el llamaba "Un mal necesario, la MUJER". Así fue como inconscientemente, o mejor dicho, probablemente apropósito, según la tradición Júpiter dio a los hombres a una mujer, con la cual se inicio la reproducción y supervivencia de esta última raza de hombres que se creo. La primera mujer fue llamada Pandora, fue hecha por Vulcano, y enviada a la tierra con una caja la cual contenía las desgracias para el mundo, pero también la esperanza.
Otro mito que los romanos buscaron explicar fue el de cómo se crearon las estrellas, según las tradiciones romanas, Júpiter y una de sus amantes, Leda, tuvieron dos hijos gemelos, llamados Castor y Pólux, estos fueron llevados al cielo para protegerlos de Juno, allí se convirtieron en la constelación de géminis, Júpiter creo las otras estrellas y constelaciones para así proteger a sus hijos.
Lo último que nombrare sobre la mitología es que Roma creía en el destino guiado por los dioses. Según la tradición, Júpiter ante su trono, a la izquierda y a su derecha tenía dos vasijas, con las cuales decidía lo que le ocurría a cada mortal, todo dependía de su estado de ánimo. Incluso, hasta que él mundo girase dependía de él.
Antes de que existiese el universo, según la mitología, los 3 elementos principales del universo –cielo, tierra y mar- estaban combinados en uno solo, lo que ellos definieron como "Caos".
Este equilibrio se habría roto cuando el cielo fue expulsado hacia las alturas y la tierra y el mar se casaron formando un solo mundo en medio del extenso universo. Este acto ocurrió de forma simbólica en la mitología, es decir, el dios del mar, Urano, tomo como esposa a Gea, la tierra y exilio al Cielo a las alturas, dándole la misión de proteger al mundo, el cual quedaba representado como una bóveda y el cielo eran los limites entre el universo o paraíso del Panteón, tierra de los dioses y el inframundo tierra de los demonios y cancerberos.
Urano y Gea tuvieron cuatro hijos: Saturno, Océano, Vesta y Anteo.
Saturno, considerado igual a Cronos en la mitología de Grecia, derroco a su padre y se corono como dios de dioses y de todo el panteón y la bóveda del mundo terrenal. Se caso con una titán (semidiosa, pero no de ascendencia humana), esta se llamaba Rea.
Los dos tuvieron tres hijos, a pesar de que Saturno no los deseaba, estos fueron Neptuno, Plutón y Júpiter. Los primeros dos fueron devorados por su padre, el cual temía que lo derrocaran –como hizo el con su padre Urano-, el hijo menor, Júpiter, fue salvado por su madre Rea, la cual lo escondió en una cueva de la isla de Creta. Rea, la cual recibe el mismo nombre entre la mitología de Grecia, ordeno a algunos de sus sacerdotes-guerreros que protegieran a su hijo y que ayudaran en la mentira ante Saturno, la cual decía que Júpiter murió en el parto y Rea cuando llevo el cadáver de Júpiter, era en verdad un gran saco de piedras, el cual devoro Saturno.
Júpiter logro vivir, ya que como dijimos antes fue ayudado por un sacerdote-guerrero de Rea, Curetes. Cuando Júpiter tuvo una edad apropiada se entero de todo y ayudado por una titán llamada Metis, es decir la titán de la sabiduría, inicio la guerra contra su padre, la cual duró diez años.
En un principio dio a beber a Saturno una pócima con la cual se vio obligado a vomitar a sus hijos Neptuno y Plutón. La guerra continua, por un lado Saturno y por el otro Júpiter, Neptuno, Plutón, Ceres, Metis, Vesta, Venus –diosa nacida de una concha marina- y Juno –una titán que se encontraba enamorada de Júpiter-. Luego de los diez años de la lucha, Saturno fue derrotado y desterrado al mundo terrenal, al Lacio, donde habría vivido y enseñado la agricultura a los hombres.
Ahora, Júpiter y los otros dioses del panteón obtuvieron el poder y se lo repartieron. Recordando siempre que Metis estuvo enamorada de Júpiter también, pero murió acecinada por este, cuando supo que se encontraba embarazada. Posteriormente Júpiter tomo como esposa a Juno y tuvieron como hijos a Marte y Vulcano. Si bien tuvieron 4 hijos, Júpiter siempre le fue infiel y tuvo muchos hijos con mortales, como Mercurio, Baco, Las Moiras y Las Gracias, entre otros. En la repartición del poder Júpiter quedo como el "dios de dioses", el rey de todos.
Siguiendo la tradición de la mitología, a continuación Júpiter pidió a Vulcano que creara con el fuego que se le había otorgado a los que él llamo "MORTALES", de este modo Roma explica el nacimiento de la humanidad. Según la leyenda, por orden de Júpiter, Vulcano creo una raza de hombres-mortales, los cuales descendieron a la parte media de la bóveda, la tierra. La raza de hombres era muy frágil y estaba hecha de oro puro. Gozaban mucho y no supieron nunca aprender la cultivación, de este modo la primer araza duro muy poco y se extinguió.
La segunda raza de hombres mortales fue la hecha de plata, esta también se extinguió, ya que a pesar de que aprendieron a cultivar gracias a Saturno, no pudieron reproducirse y sucumbieron ante el frío de la furia de Juno, la cual siempre estaba celosa de los amoríos de su esposo Júpiter.
La tercera raza sobrevivió por dos razones fuertes: Prometeo y Pandora. El primero engaño a Júpiter y dio a los hombres mortales el conocimiento del fuego, esto acompañado por la agricultura enseñada por Saturno, logro hacer que la raza de hombres hechos con cobre y fierro sobreviviera, de este modo surgió la primera civilización. Pero cuando los dioses del panteón supieron lo que había hecho Prometeo, Júpiter lo mando a encarcelar y dio a los hombres mortales lo que el llamaba "Un mal necesario, la MUJER". Así fue como inconscientemente, o mejor dicho, probablemente apropósito, según la tradición Júpiter dio a los hombres a una mujer, con la cual se inicio la reproducción y supervivencia de esta última raza de hombres que se creo. La primera mujer fue llamada Pandora, fue hecha por Vulcano, y enviada a la tierra con una caja la cual contenía las desgracias para el mundo, pero también la esperanza.
Otro mito que los romanos buscaron explicar fue el de cómo se crearon las estrellas, según las tradiciones romanas, Júpiter y una de sus amantes, Leda, tuvieron dos hijos gemelos, llamados Castor y Pólux, estos fueron llevados al cielo para protegerlos de Juno, allí se convirtieron en la constelación de géminis, Júpiter creo las otras estrellas y constelaciones para así proteger a sus hijos.
Lo último que nombrare sobre la mitología es que Roma creía en el destino guiado por los dioses. Según la tradición, Júpiter ante su trono, a la izquierda y a su derecha tenía dos vasijas, con las cuales decidía lo que le ocurría a cada mortal, todo dependía de su estado de ánimo. Incluso, hasta que él mundo girase dependía de él.
GRISEL MENDIETA HERNANDEZGRUPO 101
MITO DE LA HUMANIDAD ROMANA
La mitología romana es una historia mitologizada. Los mitos más importantes son los relativos al origen y desarrollo de los primeros tiempos de Roma. Destacan especialmente el mito de la llegada de Eneas a Italia, el de Rómulo y Remo, el Rapto de las Sabinas, el de los primeros héroes romanos (Lucrecia, los Horacios y los Curiacios, etc.).
En este curso prestaremos especial atención a dos mitos enlazados entre sí que constituyen el mito del origen de Roma, que enlaza dos de los mitos mencionados, el de la llegada de Eneas a Italia y el de Rómulo y Remo.
Eneas, descendiente de Dárdano, e hijo de Venus y Anquises es uno de los héroes de la guerra de Troya, pero no de los más destacados. Su figura se engrandece precisamente después, cuando, según la tradición, es uno de los pocos troyanos que se salva. Su persona destaca por la pietas. Lo principal es salvar a su familia y a los penates, cosa que consigue refugiándose en el monte Ida. Allí reúne a otros compañeros fugitivos y con ellos iniciará un largo periplo.
Antes de llegar a Italia tendrá que afrontar una serie de peripecias, todas ellas marcadas por profecías y mitos menores. Por ejemplo en el Epiro el adivino Heleno, casado ahora con Andrómaca, les predice que fundaran una ciudad allí donde vean una cerda blanca tumbada con sus treinta lechones, profecía alusiva a Alba Longa.
Entre las aventuras importantes está la desviación a Cartago (nuevo mito, porque la ciudad aún no había sido fundada), por decisión de Juno, enemiga acérrima de los troyanos. El episodio tiene la función de poner a prueba al héroe.
Decidido a cumplir su destino, abandona a Dido y en Sicilia muere Anquises, de manera que se van quedando los personajes necesarios para el acto final: la llegada a Italia y la fundación de una nueva ciudad.
En Italia, dejando ahora el descenso a los infiernos, desembarca en el Lazio y es recibido por el rey Latino, nombre epónimo de los romanos. Latino recuerda un oráculo que le había predicho que su hija debía casarse con un hombre venido del otro lado del mar, y le promete a su hija.
Esto originará el último acto de la vida de Eneas: la guerra con Turno, rey de los rútulos, a la que precede el sueño en el que se le indica dónde encontrará la cerda blanca, lo que le permite conocer a Evandro, rey de Palanteo (=Palatino), cuyo nombre es igualmente mítico (="Buen Hombre").
Vencido Turno, se casará con Lavinia y fundara Lavinium, donde reinará hasta su desaparición en medio de una tempestad. Pasados treinta años Ascanio fundará Alba Longa y su descendencia llegará hasta Rómulo y Remo, enlazando así con el segundo mito.
Rómulo y Remo son hijos de la vestal Rhea Silvia, fecundada por Marte, por lo que también tienen progenie divina. Enterado Amulio, el rey de Alba Longa, mandó matarlos, pero abandonados a su suerte, fueron hallados por una loba que los amamantó. Criados por un pastor de nombre Fáustulo ("el que favorece") vencieron a Amulio, repusieron en el trono a su abuelo y se retiraron para fundar una nueva ciudad que llevaría su nombre, Roma.
Aquí comienza la historia de Roma, envuelta nuevamente en mitos. Como suele ocurrir cuando hay dos héroes, surgió la disensión entre ellos y Rómulo mató a Remo. Como Rómulo y Remo eran pastores, habían fundado una ciudad con hombres, por lo que necesitaban mujeres, y para obtenerlas urdirían el rapto de las sabinas.
Pero previamente Rómulo tenía que morir de forma sobrenatural y así fue. La gloria de Roma ya estaba asegurada.
Puede verse la simbología. Eneas es un hombre de origen divino, adornado por las mejores virtudes: prudencia, sacrificio, piedad, valentía, fiel a su destino, etc. Los dioses intervienen constantemente para protegerle y ayudarle a cumplir lo que estaba predestinado. Rómulo, también de origen divino, es salvado de la muerte milagrosamente, y cumple también con su cometido de valentía y respeto religioso. Roma, además, entroncaba con el lejano oriente y con una historia que no desmerecía de ninguna de las ciudades griegas.
En la Hispania prerromana también circulaban mitos famosos, como la venida de Hércules hasta el extremo occidental, reyes como Gerión, Habis o Argantonio, las creencias en propiedades excepcionales de ciertos animales (cierva blanca de Sartorio), etc., pero nos detendremos en la Mitificación de Viriato.
Viriato es un personaje histórico que destacó también por su valentía, su frugalidad, su ecuanimidad, y que quedó como uno de los pocos caudillos extranjeros capaces de vencer a Roma. Incluso su muerte puede tildarse de heroica, puesto que los romanos, al no ver forma de vencerle, recurrieron a la traición.
La historiografía romana, especialmente los historiadores de lengua griega y de formación estoica, admiraron la figura de Viriato y contribuyeron a crear una imagen mitificada.
Quedó así configurado como el indígena que simboliza las virtudes hispánicas. Amor a la independencia, valentía, astucia, capacidad de sufrimiento, frugalidad, ecuanimidad, etc.
Por eso, cuando se forjaron las nacionalidades española y portuguesa, Viriato fue el "héroe nacional". Como únicamente se sabe que era "lusitano", cualquiera de las dos potencias podía atribuirse su paternidad. De ahí que Viriato fuera elevado a la categoría de "mito nacional".
MITO CUALQUIERA
La diosa Niu-kua arregla el cielo
En la mitología china Niu-kua (a veces Nv-Kua) es una de las divinidades femeninas más antiguas. Niu-kua es definida en el más antiguo diccionario chino por el filólogo Xu Shen como «la encargada de la reproducción de todos los seres vivos», por lo cual, muy posiblemente su origen está asociado con la fertilidad. Hay varios relatos que nos hablan de esta diosa y según cuenta una leyenda ella es quien creó al ser humano
Según relata una de estas legendas la tierra era muy bonita, en ella crecían las flores, los árboles y estaba llena de animales, pájaros, peces y muchas otras criaturas. Pero, a pesar de ello Niu-kua se sentía soledad. Ella descendió y cogió un pedazo de tierra, la mezcló con agua y la moldeó hasta formar una figura a su semejanza. A medida que la iba amasando, la figura cobraba vida, hasta que se convirtió en el primer ser humano. Niu-kua estaba tan complacida con su creación que continuó elaborando más figuras, tanto de hombres, como de mujeres. Ellos danzaron alrededor de Niu-kua llenos de gozo y agradecimiento y dejó de sentir soledad. Sin embargo, no es este el aspecto que más nos interesa de la diosa Niu-kua.
En algunas interpretaciones de la leyenda, Niu-kua aparece al mismo tiempo como la hermana y la esposa de Fu-hi, el legendario gobernante que enseñó al ser humano a domesticar a los animales y el que le mostró el matrimonio. Niu-kua y Fu-hi fueron pintados como con colas de serpiente entrelazadas y con un niño entre ellos, en un mural de la Dinastía Han del Este (25-220 d. C.) en el templo de Wu-liang en el pueblo de Jiaxiang (provincia de Shadong).
Otro relato, más relacionado con el tema de este Cuaderno Didáctico, nos cuenta cómo Niu-kua arregló el cielo. Según esta leyenda, dos deidades estaban en guerra: Gong-Gong, dios del agua, y Zhu-Rong, el dios del fuego. Estos dioses, ferozmente enfrentados, lucharon por todas partes del cielo y de la tierra, causando en todo lugar desorden y destrozos. El dios del fuego ganó, y, encolerizado, el dios del agua, golpeó la cabeza de Zhu-Rong contra la montaña Buzhou (una cumbre mítica). La montaña se derrumbó y así el gran pilar que sostenía al cielo y lo sujetaba, cayó. Como consecuencia de aquello, la mitad del cielo se desplomó, dejando un enorme agujero negro. De repente, llegó un gran caos, la tierra se agrietó, los bosques ardieron en llamas, las serpientes y otros criaturas feroces atacaban a los humanos. Muchas personas ardieron, otros se ahogaron, y muchos más fueron devorados por las bestias. Fue un desastre sin precedentes. La diosa Niu-Kua, afectada por lo que le estaba sucediendo a la humanidad y por su sufrimiento y dolor, decidió arreglar el desastre y enmendar el cielo, terminando así con aquella catástrofe. Para ello, mezcló varios tipos de piedras de colores y con la mezcla resultante reparó el cielo. Entonces, mató a una tortuga gigante y utilizó sus cuatro enormes patas para sostener el trozo de cielo caído. Además, cogió un dragón y lo mató, con la finalidad de espantar al resto de las malas bestias. Finalmente, recogió y quemó una gran cantidad de juncos; con sus cenizas paró la inundación desbordada para que la gente pudiera vivir de nuevo feliz.
En otras versiones, se hace referencia a Niu-kua como hermana de Fu-hi y se les describe como seres superiores con forma de dragón, generalmente unidos por sus colas. Según explica una de esas legendas, se produjo un diluvio y éste provocó un gran desastre (es necesario señalar que la idea del diluvio también está presente en otras culturas, recordemos el «Poema de Gilgamesh» o el «Antiguo Testamento»). Niu-kua reparó el cielo con piedras de cinco colores y cortó las patas de una gran tortuga para levantar cuatro columnas en los cuatro polos. Después mató al dragón negro (Kong-kong) para salvar al mundo y acumuló gran cantidad de cenizas para detener las aguas.
El único elemento dejado de aquel desastre, según cuenta la legenda, fue que el cielo quedó inclinado hacia el noroeste y la tierra hacia el sureste, y esto explica que, desde entonces, el sol, la luna y todas las estrellas vayan hacia el oeste y los ríos fluyan hacia el sureste. En este caso, el mito de la diosa Niu-kua, se utiliza para explicar un fenómeno natural, igual que el mito egipcio del dios escarabajo Khepri explica el surgimiento del sol cada mañana, su avance por el cielo durante el día y su puesta al anochecer. Recordemos que el hombre en la antigüedad no podía conocer bien algunos fenómenos de la naturaleza y recurría a los mitos para poder explicarlos.
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